Carlos Bueno

Carlos Bueno


Juan Pedro Llaguno dejó la sensación de poseer todas las cualidades para ser torero importante ante una excelente novillada sin picar de Nazario Ibáñez. El deficiente uso de los aceros privó a Miguel Senent “Miguelito” de acompañarle a hombros, mientras que el esfuerzo del rejoneador Vicente García se vio recompensado con una oreja. 
 
 
 
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Juan Pedro Llaguno destacó conel capote. MOISÉS CASTELL


Enumerar los ingredientes que demostró tener el mejicano Juan Pedro Llaguno en la cuarta del abono de Algemesí sería demasiado extenso. Resumiendo podría decirse que su manejo del capote fue proverbial, con una seguridad, una gracia, un regusto, una tranquilidad, una variedad y una cadencia sublimes. Clavó banderillas con ortodoxia, es decir sin demasiadas alharacas pero en corto, por derecho y asomándose al balcón. Y con la muleta siguió el mismo tono: compromiso en la colocación, empaque, temple, mando, firmeza… excelente planta y toreo caro, tanto en su primero, que no se acababa de emplear, como ante el que cerraba festejo, al que supo sujetar para llevarlo cosido a la franela con una autoridad extraordinaria. Valor a raudales y torería en la misma proporción. Ojo con este nuevo Llaguno, repleto de genes toreros y de condiciones para ser gente importante en el toreo. 
No le acompañó en la salida triunfal Miguel Senent “Miguelito” porque no fue su tarde con los aceros, pero hizo méritos con las telas para abrir la puerta grande de par en par. Al excelente ejemplar que abrió el festejo le exigió por abajo, siempre reunido y ligando con temple. Su faena fue siempre a más, pero no entró el estoque y después el novillo no descolgó para que el valenciano pudiese acertar con el descabello. Salió muy enfibrado a arreglarlo todo con el segundo de su lote, otro astado con transmisión al que Miguelito llevó largo con tanta suavidad como mando. En su quehacer hubo sorprendentes cambios de mano y preciosos remates, pero la espada volvió a jugarle una mala pasada. 
Los ejemplares de Nazario Ibáñez dieron un juego excelente. Quizá le faltó emplearse al segundo, pero fueron extraordinarios el primero y el cuarto, y tuvo importancia el quinto, que hizo amagos de rajarse pero acabó aguantando la autoridad que le imponían. A este se le dio la vuelta al ruedo quizá como premio general al encierro, y sólo el tercero, destinado al rejoneo, bajó la magnífica puntuación general. 
Fue este un animal con tendencia a marcharse a las tablas, y cada vez que sentía próximos los terrenos de chiqueros se quedaba muy aquerenciado. Vicente García tuvo que hacer un evidente esfuerzo para evitar ser alcanzado cuando embestía a arreones, y a pesar de su bisoñez y de las dificultades el rejoneador local acabó llevando a cabo una labor que fue creciendo en interés, sobre todo clavando banderillas. 
Ficha del festejo:
26 de septiembre. 4ª de Feria de Algemesí. Casi lleno. Cinco erales de Nazario Ibáñez, desiguales de presentación y buenos en general, sobre todo 1º, 4º y 5º, premiado con la vuelta al ruedo.
Miguel Senent “Miguelito”: silencio tras dos avisos y saludos tras aviso.
Juan Pedro Llaguno: oreja y dos orejas.
El rejoneador Vicente García: oreja.