5ª de feria.- La falta de raza de los novillos de El Puerto de San Lorenzo condicionó el resultado del 5º festejo de la feria de Algemesí. Alejandro Mora fue el único en tocar pelo. Gustó también el compromiso de Tomás Rufo.

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Carlos Bueno

Llegaron con muchos kilos pero con poca raza. Los novillos de El Puerto tuvieron hechuras de toros pero no el comportamiento que debe ser inherente a su condición de bravo. Le faltaron fuerzas al primero, que fue el más noble y claro del festejo, y pare usted de contar. Los otros tres fueron un muestrario de defectos que sólo favorecieron que los bostezos se sucedieran en los tendidos de la plaza.

Tan harta estaba ya la gente del aburrimiento reinante durante toda la tarde, que acabó premiando la última faena de la función, protagonizada por Alejandro Mora y que apenas duró un par de tandas, un suspiro. El de Plasencia sacó a relucir su personal empaque, citó con verdad, templó con fácil naturalidad y el animal se rajó. No desistió en su empeño e intentó sin descanso robarle alguna tanda más. Labor imposible. Pero su insistencia y la efectiva estocada con la que acabó con su antagonista tuvieron recompensa.

Antes había sorteado un animal soso que, más que embestir, pasaba con la cara alta. Alejandro lo intentó todo sin perder la elegancia pero la misión era una utopía.

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No corrió mejor suerte Tomás Rufo, que entró sustituyendo al lesionado Víctor Hernández. Tuvo clase el ejemplar que abrió festejo, pero estuvo condicionado por su falta de fuerzas. Le dio tiempos el toledano, muy bien técnicamente toda la tarde, aunque la faena resultó intermitente y nunca acabó de tomar vuelo.

El segundo de su lote también embistió de forma descompuesta, por momentos arrollando, y a pesar de que Rufo tomó riesgos y compromiso, el lucimiento era pura quimera.

 

Ficha del festejo:

25 de septiembre de 2019, 5ª de la “Semana de Toros” de Algemesí (Valencia). Casi lleno. Novillos de El Puerto de San Lorenzo, el 2º con el hierro de La Ventana del Puerto, bien presentados pero desrazados. Sobresalió el noble pero flojo 1º.

Tomás Rufo, que sustituía a Víctor Hernández: silencio tras aviso en ambos.

Alejandro Mora: silencio y oreja.