Hugo Masiá sale a hombros a base de disposición, toreo y conexión. Castillo de Azuel lidió un ejemplar bravo.
Carlos Bueno.- No es fácil ganar cuando se es el favorito. No es sencillo triunfar cuando se es el señalado de antemano. Los nervios, la presión y la responsabilidad juegan muchas veces a la contra. Y en los toros, además, interviene el animal, un factor incontrolable que puede descomponer todas las apuestas y las más férreas predisposiciones.
No ocurrió eso en el caso que nos ocupa. Hugo Masiá era el torero local que además llegaba en un momento extraordinario. Los flases le iluminaban en el patio de cuadrillas antes de iniciar el paseíllo y las peñas coreaban su nombre cuando
pisó la arena. Su novillo salió con pies y todos se frotaban las manos. Sin embargo, el astado pronto echó el freno. Pero eso no frenó a Hugo, enrazado y ambicioso, dispuesto y comprometido.
Se había marchado a la puerta de chiqueros a recibir al colorado que le cupo en suerte, para seguir con faroles de rodillas antes de protagonizar un tercio debanderillas de figura. Tres pares en todo lo alto cuadrando en la cara. Tres pares variados mostrando unas facultades innatas. Conexión desde el principio, conexión que supo mantener muleta en mano a pesar de que su antagonista perdió fuelle. Masiá lo provocó con seguridad, atornillado a la arena, con temple sublime cuando el astado se dejó torear y también con valor seco cuando tuvo que echar mano de alardes y desplantes para que la intensidad no decayera. Clarividencia y torería, siempre emoción. No era fácil pero él hizo que lo pareciese.
También gustó mucho Daniel García, que lidió un ejemplar de movilidad incesante pero sin clase. Iba y venía, repetía sin descanso, aunque soltando la cara. Y el madrileño consiguió templar de forma sublime tan incómodo torrente de embestidas descompuestas. No estuvo fino con los aceros, su única mácula, porque suyo fue todo el mérito de una lidia que parecía imposible.
Manuel Quintana cortó una sorprendente oreja que nadie pidió. El de Córdoba mostró buen corte y sentido del temple, presentando los engaños por abajo, pero su novillo pronto marcó querencia a tablas y, aunque embistió metiendo la cara, nunca quiso abandonar los adentros.
Buenas intenciones mostró Esteban Gordillo, que saludó con faroles de rodillas, de rodillas inició su faena por ayudados y de rodillas la finalizó por manoletinas. Pero su trasteo resultó intermitente, con momentos de poca limpieza que rompieron el ritmo y laconjunción.
Con más voluntad que acierto banderilleó Manuel Fuentes, algo que continuó franela en mano. El de la escuela de Arles se mostró un tanto acelerado y se perdió en la cantidad olvidando la intensidad ante un animal encastado de excelente condición.
Ficha del festejo:
Algemesí, 23 de septiembre de 2025. Cuarta de la Setmana de Bous. Lleno. Novillada sin picadores de Castillo de Azuel (1º y 3º) y Esperanza Domínguez Camacho (2º, 4º y 5º). Bravo el 3º, deslucido el 5º y el resto manejables en líneas generales.
Manuel Quintana (Córdoba): oreja.
Esteban Gordillo (Toledo): saludos.
Manuel Fuentes (Arles): saludos tras aviso.
Hugo Masiá (Valencia): dos orejas.
Daniel García (Madrid): silencio tras aviso.