Samuel Navalón sufre una cornada en el cuello que fractura el músculo esternocleidomastoideo. Pablo Donat, Víctor Manuel Blázquez, Rubén Pinar, Nek Romero e Íker Rodríguez emocionan al público.

Carlos Bueno.-  El festival que iba para fiesta y alegría de cierre de feria pudo acabar en tragedia. El novillo levantaba por el cuello a Samuel Navalón, que yacía sobre la arena después de trastabillarse intentando clavar un par de banderillas al quiebro. Fueron momentos dramáticos que hicieron presagiar lo peor. La plaza se quedó helada y ya no recuperó el aliento hasta que por megafonía se anunció que había sido estabilizado en la enfermería y que se le iba a operar de una cornada menos grave de lo que se presagiaba.

Ocurrió durante la lidia del tercero, cuando Rubén Pinar había invitado a su amigo a compartir banderillas con él. Después del percance, el albaceteño tuvo que vérselas con un animal de Carmen Arroyo desrazado, sin apenas recorrido, que reponía y que soltaba la cara. Aún así, consiguió limarle asperezas y que en sus manos pareciese mejor. Y todo con la mente puesta en la enfermería.

Tampoco tuvo mejor suerte el rejoneador Pablo Donat, que se enfrentó a un novillo de Hermoso de Mendoza que embestía a arreones y frenándose. El de Ontinyent buscó siempre la ortodoxia y arriesgó para dejárselo llegar mucho y poder clavar en una labor de mucho mérito.

El resto del festival fue realmente emocionante, empezando por la faena de Víctor Manuel Blázquez a un bravo ejemplar de Moreno Pérez Tabernero, que fue una lección de acierto en la elección de los terrenos, alturas y distancias. También, y muy importante, de los tiempos, para que el astado conservase la alegría en las embestidas. No hubo un solo tirón. Citó con suavidad y muleteó con temple exquisito; gustándose, disfrutando, mostrando su satisfacción por resolver con acierto cada situación. Lo mató por arriba y la plaza fue un clamor.

Fue emocionante la actuación de Nek Romero, que finalmente fueron dos actuaciones, ya que, después del percance de Navalón, su novillo debía ser lidiado por Blázquez, pero éste se lo regaló para que tuviese otra opción de conseguir el triunfo que tanto necesita y merece. No pudo ser en botín de orejas, pero sí que lo fue en formas y capacidad. Formas de torero siempre seguro, autoritario, de quietud pétrea pese a las coladas que sufrió, de valor descomunal. Capacidad de torero rodado, con oficio, sorprendente porque este año sólo ha toreado una mísera corrida. El novillo de Osborne que le correspondía embestía desigual y calamocheando. El de Arauz de Robles que se encontró no embistió de forma clara ni una sola vez, topaba sin recorrido. A los dos se los pasó muy cerca despreciando el peligro. A los dos les plateó faena como si fuesen buenos. Con ambos se le vio tranquilo y feliz. A ambos les recetó dos volapiés, y eso es noticia.

Y la emoción llegó hasta el final con la participación del local Íker Rodríguez, alumno de la Escuela de Tauromaquia de Valencia, que lidió un deslucido ejemplar de Carmen Arroyo frente al que estuvo muy firme y decidido, con la mejor predisposición y actitud. Se marchó a portagayola, protagonizó un variado y voluntarioso tercio de banderillas y resolvió la tardanza en embestir de su antagonista con sorprendente aplomo, con firmeza, mando, plantas asentadas, provocando las embestidas con autoridad. Lástima que se demorase con los aceros.

El festejo tuvo además dos puntos álgidos de emoción, un quite perfecto por chicuelinas al alimón entre Nek e Íker, y un tercio de banderillas que erizó la piel. Lo compartió Blázquez con Nek y El Sirio. El primero clavó en maestro y se libró de la cogida cuando el astado le hacía hilo gracias al quite providencial de David Esteve. El segundo se ajustó y también salió más que justo. Y el tercero, que reaparecía para la ocasión, arriesgó para clavar en la cara, saliendo golpeado de forma violenta.

En definitiva, que más allá de las orejas estuvo la emoción, sin olvidar que el festival que iba para fiesta y alegría de cierre de feria pudo acabar en tragedia. No importa que se trate de novillos arreglados de pitones, no importa que sea en un festejo altruista y afable, porque el peligro que impone el toro siempre está presente. Más allá de las orejas también estuvo la verdad del toreo.

Ficha del festejo:

Algemesí, 28 de septiembre de 2025. Novena y última de la Setmana de Bous. Festival a beneficio de los damnificados por la DANA. Lleno. Novillos por este orden de Hermoso de Mendoza (desrazado), Moreno Pérez Tabernero (bravo, premiado con la vuelta al ruedo), Carmen Arroyo (desrazado), Osborne (deslucido), Arauz de Robles (desrazado) y Carmen Arroyo (deslucido).

Pablo Donat: saludos.

Víctor Manuel Blázquez: dos orejas.

Rubén Pinar: saludos.

Samuel Navalón: herido.

Nek Romero: oreja tras aviso y oreja en el que mató por Navalón.

Íker Rodríguez: oreja tras aviso

Incidencias: Samuel Navalón sufrió una cornada en el cuello que fractura el músculo esternocleidomastoideo.