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Un aficionat intentant passar pel mig de la sentada antitaurina. MOISÉS CASTELL


El año pasado la Dirección General de la Policía distribuyó una instrucción general de obligado cumplimiento a partir del 10 de abril de 2015 en todo el territorio español para evitar que las manifestaciones antitaurinas puedan celebrarse coincidiendo en el lugar y hora de los festejos taurinos.
Este nuevo marco se aprobó «con el fin de evitar posibles altercados que pudiesen poner en riesgo la seguridad ciudadana, así como con el ánimo de garantizar el buen funcionamiento de los festejos«, según precisaba el documento.
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El regidor de seguretat ciutadana, Asensio García, participant a la manifestació antitaurina 2016. LVA


Pues bien, de nuevo los antitaurinos lograron saltarse a la torera las leyes y se burlaron de las disposiciones policiales, y una vez más sucedió en Algemesí. El sábado 24 de septiembre, a punto de dar inicio la primera novillada de la Semana de Toros 2016, mientras un puñado de manifestantes -dentro de su derecho- lanzaban proclamas en contra de la tauromaquia junto al concejal de Seguridad Ciudadana local, Asensio García,una treintena de activistas se situaron de forma disimulada junto a la plaza de toros sólo unos momentos antes de comenzar el espectáculo.
A pesar de que varios vecinos alertaron a la policía de su presencia y de sus supuestas intenciones -ya habituales en otros lugares y actuaciones anteriores- nadie hizo nada por desalojarlos, y finalmente los antis protagonizaron una sentada a las puertas de la plaza gritando sus eslóganes e impidiendo el acceso de profesionales y aficionados.
Ante la pasividad policial, el ambiente se caldeó cuando algunos transeúntes intentaron pasar hacia el recinto taurino sin importarles si para ello pisoteaban a quienes ocupaban la calzada de forma arbitraria. Sólo entonces, y cuando los antis comprobaron que a partir de ese momento el problema podía agravarse seriamente para ellos, los activistas se retiraron a una calle contigua (Valencia) desde donde siguieron insultando y vejando a los aficionados.
No es comprensible como existiendo una instrucción policial clara en la materia, se llegue a un punto como este, que bien pudiera haber acabado de forma trágica. A veces todo resultaría tan sencillo como hacer cumplir la ley (y quien quiera manifestarse que lo haga en lugar y hora preceptivos).