La espada le cierra la puerta grande a Nek Romero y Juan Alberto que lidiaron novillos de Moreno Pérez Tabernero que se apagaron pronto. El rejoneador Pablo Donat se las vio con un complicado ejemplar de Hermanos Serrano.

Carlos Bueno.-  No hubo bullicio, ni parafernalia, ni alardes vacuos. No hubo salida a hombros ni puerta grande. No hubo explosión de júbilo ni traca final. No hubo triunfalismo ni desenlace deseado. Pero hubo toreo y esperanza. Hubo disposición y entrega total. Hubo motivos para la ilusión. En este caso no se cumplió aquello de “más ruido que nueces”, sino todo lo contrario, y además por parte de los dos alternantes, Nek Romero que está a punto de tomar la alternativa, y Juan Alberto que hacía su debut con picadores.

Fue noble el encierro de Moreno Pérez Tabernero, pero la falta de fuerzas acabó apagando sus intenciones de embestir. Duró más el segundo, y le faltó casta al último.

A Nek le quedan 14 días para doctorarse, y todo indica que lucirá más con el toro. Su seguridad aplastante, su poder abrumador y la facilidad que exhibe van en su contra en este momento. Lo hace tan fácil que a veces no se le da la importancia que tiene. Torear bien es su obsesión, y lo consiguió frente a sus dos novillos.

Al primero lo recibió por verónicas de rodillas y lo muleteó con pulcritud y corrección; perfecto. Pero el escaso poder de su antagonista provocó que aquello no acabara trascendiendo a los tendidos como merecía. Alargó mucho la faena, con el astado sin apenas poder seguir la franela, y falló con el estoque.

Viendo que la tarde se le venía abajo, banderilleó al segundo de su lote después de mucho tiempo sin hacerlo. Con la atención del público captada protagonizó un inicio de labor esperanzador obligando por abajo al burel, que pronto perdió ímpetu. El de Algemesí logró robarle un manojo de naturales despaciosos y templados, atornillado al albero, aguantando impávido parones a la altura del cuerpo para acabar obligándolo a embestir. Lo mató de estocada efectiva y fue premiado con una oreja.

La actitud y el compromiso de Juan Alberto estuvieron fuera de toda duda. Recibió a los dos novillos a portagayola, toreó con gusto con la capa y con asombrosa tranquilidad con la muleta a pesar de ser día de lógicos nervios por tratarse de su debut con picadores y, además, ser en su pueblo. El novel exhibió un sentido del temple extraordinario, una capacidad para resolver con variedad portentosa, una tranquilidad para pensar en la cara de los toros sorprendente, y una facilidad impresionante para llenar espacios y eliminar tiempos muertos.

Con un pase cambiado por la espalda de rodillas inició su primer quehacer, para seguidamente protagonizar un trasteo limpio, con gusto y torería en las formas y en el fondo. Bien colocado y ceñido siempre, con las telas por delante, llevando largo y por abajo al animal y sabiendo mantener la atención del público en todo momento, como si ya fuese un veterano del escalafón. Tenía ganadas las dos orejas, pero falló con los aceros.

El último lugar sorteó el astado más desrazado del encierro, el de menos clase y más bruto en sus embestidas. El de Algemesí no se arredró ante las dificultades y consiguió librar los derrotes del animal, que soltaba la cara en cada muletazo. Supo mantener el ritmo de su quehacer y todo el mérito fue suyo. Fue faena de torero maduro, de valor más que de pinturería. Lo mató de estocada y la gente pidió con fuerza el segundo apéndice por el conjunto de su actuación, seria y maciza.

En tercer lugar actuó el rejoneador Pablo Donat, que se las vio con un ejemplar de Hermanos Serrano muy complicado, que buscaba por dónde marcharse, incierto, peligroso, parado pero que a continuación embestía a arreones, tanto que en una ocasión que alcanzó la cabalgadura resultó muy complicado lograr que soltara la presa. El caballero de Onteniente brindó una actuación decidida en la que asumió muchos riesgos. Citó de frente y batió a pitón contrario para clavar arriba cuando hubo posibilidad. Tuvo que descabellar y perdió un posible trofeo, pero ganó crédito.

Ficha del festejo:

25 de septiembre de 2024. Plaza de toros de Algemesí. Lleno. Sexta de feria. Cuatro novillos de Moreno Pérez Tabernero desiguales de presentación (1º justo de fuerzas, 2º bueno, 4º manejable, 5º descastado) y uno para rejones de Hermanos Serrano (lidiado en tercer lugar: manso)

Nek Romero: saludos y oreja tras aviso.
Juan Alberto, que debutaba con picadores: saludos y oreja con petición de la segunda.
Pablo Donat: silencio.