Mentxu García
La ecografía es un método de diagnóstico cada vez más utilizado en la clínica veterinaria, una herramienta gracias a la cual hemos podido verificar muchas patologías. Requiere de un buen aparato y de personal especializado y cualificado tras muchos cursos realizados. Las ondas que se emiten a través de la sonda del ecógrafo se ven correspondidas de forma inmediata con una señal acústica, y a continuación aparece la imagen en la pantalla. Es un método totalmente indoloro, tan solo deberemos rasurar la zona abdominal a explorar y aplicar un gel conductor para mejorar la nitidez de las imágenes obtenidas.
Se pueden valorar diversas enfermedades, traumatismos, posibles hemorragias internas o roturas de órganos, como vejiga, riñón, hígado o bazo, hernias diafragmáticas, perforaciones gastrointestinales por ingesta de cuerpos extraños, lesiones prostáticas por dolores testiculares, neoplasias, inflamaciones varias, alteraciones de las deposiciones, tanto estreñimientos, como colitis o diarreas, patologías de los riñones, cálculos en la vejiga u uretra, gestaciones en hembras para un diagnóstico precoz de la posible gestación tras unos 20 días de la monta y para un detallado seguimiento hasta el parto, evolución del embarazo, camada, posibles lesiones para los fetos o madre. También es útil en piometras o infecciones de matriz, metritis, problemas renales, en el parénquima o paredes internas y externas de ambos riñones, etc. En resumidas cuentas, los veterinarios hacemos uso del ecógrafo a diario, lo que nos garantiza una visión a tiempo real de los órganos internos. La clientela está habituada a dicho aparato porque sabe de las prestaciones que conlleva su correcto uso. Seguiremos mejorando sus aplicaciones.
